TDK-EPC ha presentado el elemento de sensorización EPCOS NTC, un sensor de temperaturas extremas diseñado para medir temperaturas tan altas como de hasta 650 grados centígrados.
Para su construcción, TDK se ha basado en un sensor cerámico de alta temperatura que está conectado a una varilla metalizada de óxido de aluminio, y luego todo el conjunto encapsulado en vidrio.
El elemento sensor ofrece medición de alta precisión con una tolerancia de temperatura de aproximadamente ±1 K a 200 grados centígrados. Dicho componente obtiene su robustez particular de la encapsulación de vidrio.
Este nuevo sensor de temperaturas extremas se encuentra disponible opcionalmente con cables soldados a la barra de óxido de aluminio. El componente mide 16 mm de largo y la encapsulación de vidrio tiene un diámetro de 2 mm.
Aplicaciones para el sensor de temperaturas extremas
Dispone de certificación AEC-Q200, y ha sido concebido y fabricado especialmente pensando en las aplicaciones más exigentes del campo de la electrónica embarcada en vehículos como, por ejemplo, en los sistemas de recirculación de gases de escape.
Estos son empleados, sobretodo, en motores diesel para reducir el exceso de oxígeno en el gas de combustión y, de esta forma, minimizar la formación de óxidos de nitrógeno a altas temperaturas de combustión.
En los sistemas de recirculación, los sensores NTC miden la temperatura del gas de escape y, por lo tanto, ayudan a proteger el motor contra el sobrecalentamiento, en particular la cabeza del cilindro y los asientos de las válvulas.
En aplicaciones de movilidad electrónica, los nuevos sensores son capaces de controlar la temperatura de las pilas de combustible que se utilizan en los sistemas de accionamiento de los vehículos eléctricos para la generación directa de energía eléctrica a partir de hidrógeno.
También se pueden encontrar aplicaciones para el sensor de temperaturas extremas en aparatos domésticos como, por ejemplo, hornos de autolimpieza que operan mediante el principio pirolítico. Estos funcionan calentando el interior del horno a una temperatura de unos 500 grados, con lo que rompen las moléculas de cadena larga de los residuos de alimentos y los reducen en gran medida a gas y ceniza. La temperatura necesaria se regula y se estabiliza mediante los sensores NTC.