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Los retos para la infraestructura de carga

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Litio – un recurso clave

La explotación minera del litio, que actualmente resulta esencial para la producción de las celdas de batería para coches eléctricos, deja una huella ambiental dañina.

Las mayores reservas de litio en el mundo se localizan en Bolivia, Argentina y Chile, con recursos de unos nueve millones de toneladas cada uno. En Europa, las mayores reservas se encuentran en Portugal (100.000 toneladas) y Austria (50.000 toneladas). Según un informe de Statista, alrededor del 37,4 por ciento de la demanda de litio se atribuye a las baterías.

La minería provoca que la salmuera en la que se encuentra el litio – un agua subterránea con una gran concentración de sal se bombee a la superficie, donde se seca en varios pasos de evaporación. El agua no se retroalimenta, lo que conlleva una caída en los niveles de agua subterránea y, como consecuencia, afecta negativamente tanto a las personas como a la naturaleza en las regiones afectadas.

Incluso si los informes cambian, estas cifras dejan entrever el alcance del problema, en el Salar de Atacama (Chile), se necesitan 21 millones de litros de agua cada día para la extracción de litio. La cantidad de material extraído también varía: los últimos datos desvelan 23 toneladas de litio puro al día, lo que se traduce en el consumo de 900.000 litros de agua por tonelada de litio. Si la producción de baterías de litio conlleva tal consumo masivo, debemos manipular esta materia prima con cuidado.

Reciclaje de baterías

Esto también hace que el reciclaje de baterías como materia prima secundaria sea un tema importante. Las baterías de los vehículos no solo utilizan litio (entre 10 y 20 kg para un coche de gama media), sino también otras muchas materias primas, incluyendo manganeso, cobalto, níquel y grafito, así como un electrolito líquido.

Actualmente, se puede elegir entre dos métodos de reciclaje disponibles. El primero usa las diferentes temperaturas de fusión de los materiales e implica la fundición, mientras que el segundo conlleva “triturar” los componentes individuales para después separarlos químicamente.

Los retos para la infraestructura de carga
Albert Culetto, Technical Support de Rutronik

Antes de realizar cualquiera de las dos alternativas, los elementos de conexión, la electrónica de seguridad, los materiales de aislamiento y los plásticos de la cubierta se deben retirar por medios físicos. La ventaja de la trituración es que se puede llevar a cabo localmente y la batería, que se considera un material peligroso, no necesita ser transportada (o, al menos, no muy lejos). Pero el reciclaje solo merece la pena (económicamente) cuando se procesan volúmenes muy grandes.

La vida útil de una batería también influye en la forma en que se consumen las materias primas. Para los vehículos eléctricos, una batería ya se considera «muerta» cuando alcanza el 80 por ciento de su capacidad máxima. Pero no parece justo descartar una batería de este tipo tan pronto – puede tener una segunda o tercera vida útil. Una vez que se ha verificado el paquete de baterías y se han reorganizado las celdas individuales, es posible comenzar una segunda vida como batería de reserva que puede almacenar temporalmente energía solar, eólica e hidroeléctrica, picos de producción de proveedores de energía u otro excedente energético.

También existen oportunidades en la infraestructura de carga para las instalaciones móviles de almacenamiento de energía para aparcamientos, garajes y otros muchos lugares. Así es como la “antigua regla” del 80 por ciento de la capacidad se puede redefinir como una capacidad del 100 por ciento con las mismas propiedades de calidad. Aquí, el tamaño y el peso son aspectos secundarios.

Conclusión sobre la infraestructura de carga

Los mercados y las plantas de reciclaje y la segunda vida de las baterías todavía no están completamente desarrollados, pero es importante pensar ya en aspectos como la minería y uso de los recursos y la renaturalización de la tierra, y comprender los problemas subyacentes.

Por lo tanto, cada uno puede decidir por sí mismo qué forma adoptará su movilidad en el futuro.

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