El panorama de la fabricación industrial está experimentando una profunda transformación. A la luz de iniciativas gubernamentales como la industria 4.0 y el Internet de las cosas industrial (IIoT, por sus siglas en inglés), las empresas se disponen a explotar y utilizar los datos recopilados por un vasto ejército de sensores conectados.
Estos planes encierran un gran potencial, pues prometen obtener conclusiones analíticas que pueden aumentar la eficiencia operativa de los procesos de fabricación. En una fábrica conectada es posible poner en marcha un régimen predictivo de mantenimiento, reparación y funcionamiento (MRO, por sus siglas en inglés), para el que es esencial la supervisión de las condiciones de las piezas de desgaste, por ejemplo, mediante la detección del desgaste del rodamiento de un motor a través de un sensor de vibraciones.
Estas nuevas perspectivas y la posibilidad de optimizar las operaciones permiten a una empresa transformar radicalmente sus instalaciones implantando un funcionamiento basado en servicios. Y en efecto, esto es exactamente lo que están haciendo muchos proveedores de equipos de fabricación industrial.
Sin embargo, organizar un entorno industrial apoyado por datos exige una inversión considerable en equipamiento, que incluye desde sensores compactos y pasarelas de comunicación robustas hasta el imprescindible hardware de controladores programables.
Adquirir este equipamiento no solo supone una gran inversión, sino también encontrar dónde ubicarlo en la fábrica. En las fábricas normalmente falta espacio, y por ello todos los equipos de control de una línea de producción específica se suelen alojar en un único armario de mando. Por lo tanto, cada vez se van apilando más sistemas electrónicos en un espacio limitado.
Para reducir el tamaño de los diseños industriales, los ingenieros seleccionan componentes pasivos y CIs cada vez menores. Además de un tamaño reducido, estos componentes deben contar con una gestión térmica optimizada y un bajo grado de interferencia electromagnética para alcanzar más altos niveles de integración y soluciones más compactas. Asimismo, deben ser más eficientes energéticamente para evitar problemas de gestión térmica.
