Sensores de proximidad fotoeléctricos
Los sensores fotoeléctricos son extremadamente efectivos para la detección de ausencia o presencia y, si bien son ideales para muchas aplicaciones industriales, se encuentran comúnmente en entornos residenciales y comerciales para aplicaciones como sensores de puertas de garaje o conteo de ocupantes en tiendas.
En cuanto a la implementación, los sensores fotoeléctricos se pueden configurar en múltiples variantes.
El haz de barrera consta de un emisor por un lado y un detector del otro, cuya detección se produce debido a una rotura del haz. Retrorreflectante es donde el emisor y el detector se ubican juntos, mientras que un reflector en el otro lado hace rebotar el haz desde el emisor hacia el detector.
Por último, la transmisión difusa también coloca el emisor y el detector uno al lado del otro, pero la luz emitida se refleja en cualquier superficie cercana, de forma similar a cómo funcionan los sensores ultrasónicos, pero sin la capacidad de calcular la distancia.
Algunos ejemplos
Los sensores fotoeléctricos suelen tener una vida útil prolongada debido a la falta de piezas móviles y pueden detectar la mayoría de los materiales, aunque los materiales transparentes y el agua pueden causar problemas. Las configuraciones de haz pasante y retrorreflectante tienen largos rangos de detección con tiempos de respuesta muy rápidos. Las configuraciones de tipo difuso pueden detectar objetos pequeños y también pueden ser detectores móviles. Siempre que la lente no se contamine, todas ellas toleran los entornos sucios que suelen encontrarse en las aplicaciones industriales.
Sin embargo, su capacidad para calcular la distancia a un objeto es muy limitada y puede haber problemas con el color y la reflectividad del objeto. Dado que es necesario montar y alinear el haz pasante y el retrorreflectante, la instalación del sistema puede resultar compleja en entornos concurridos.